Vigilar y castigar nacimiento de la prisión Michel Foucault ; traducción de Aurelio Garzón del Camino

Por: Foucault, Michel, 1926-1984Colaborador(es): Garzón del Camino, Aurelio [tr.]Tipo de material: TextoTextoIdioma: spa Lenguaje original: Francés Series Nueva criminologíaDetalles de publicación: México Siglo XXI 1998Edición: 27a edDescripción: 314 p. 21 cmISBN: 9682301173 (1989); 9682301173 (1998)Tema(s): Penas | Prisiones -- HistoriaClasificación CDD: 365.7
Contenidos:
1. Suplicio ; 2. Castigo ; 3. Disciplina ; 4. Prisión
Revisión: Quizá hoy nos avergoncemos de nuestras prisiones. Sin embargo, en el siglo XIX fueron motivo de orgullo los presidios construidos en los márgenes -y a veces en el corazón mismo- de las ciudades; los patíbulos dieron paso a nuevas edificaciones teñidas de benevolencia; ya no se trataba de castigar los cuerpos sino de corregir las almas. Aquellos muros, aquellos cerrojos, aquellas celdas figuraban una verdadera empresa de ortopedia social. ¿De dónde viene esta extraña práctica de encerrar para corregir incluida en los Códigos penales de la época moderna? ¿Se trata de una vieja herencia de las mazmorras de la Edad Media? Más bien se trata de una nueva tecnología: entre los siglos XVI y XIX se desarrolló un conjunto de procedimientos ideados para dividir, controlar, medir, encauzar a los individuos y hacerlos a la vez “dóciles y útiles”. Vigilancia, ejercicios, maniobras, rangos, exámenes se implantan para someter los cuerpos, dominar la diversidad humana y manipular su potencial en los hospitales, el ejército y las escuelas. El siglo XIX inventó, sin duda, las libertades pero éstas se edificaron sobre un subsuelo profundo y sólido: la sociedad disciplinaria de la que seguimos dependiendo. Hay que volver a situar la prisión en la formación de esta sociedad vigilante. El sistema carcelario moderno no se atreve ya a decir que castiga crímenes: pretende reinsertar a los delincuentes, y hace dos siglos que pretende emparentarse con las “ciencias humanas”, para no avergonzarse de sí mismo: “No soy quizá todavía del todo justo; hay que tener un poco de paciencia conmigo y ver cómo me estoy volviendo sabio.” (M. Foucault)
    Valoración media: 0.0 (0 votos)
Tipo de ítem Biblioteca actual Colección Signatura Copia número Estado Fecha de vencimiento Código de barras
Libro Colección General Central Bogotá
Sala General
Colección General 365.7 F682v (Navegar estantería (Abre debajo)) 1 Disponible 0000000021953
Libro Colección General Central Bogotá
Sala General
Colección General 365.7 F682v (Navegar estantería (Abre debajo)) 1 Disponible 0000000021954
Libro Colección General Central Bogotá
- Devuelto recientemente (por ubicar)
Colección General 365.7 F682v (Navegar estantería (Abre debajo)) 2 Disponible 0000000021955
Libro Colección General Central Bogotá
- Devuelto recientemente (por ubicar)
Colección General 365.7 F682v (Navegar estantería (Abre debajo)) 2 Disponible 0000000040071

La catalogación esta basada en la 27a edición

La 16a edición corresponde al año 1989. La 27a edición corresponde al año 1998

1. Suplicio ; 2. Castigo ; 3. Disciplina ; 4. Prisión

Quizá hoy nos avergoncemos de nuestras prisiones. Sin embargo, en el siglo XIX fueron motivo de orgullo los presidios construidos en los márgenes -y a veces en el corazón mismo- de las ciudades; los patíbulos dieron paso a nuevas edificaciones teñidas de benevolencia; ya no se trataba de castigar los cuerpos sino de corregir las almas. Aquellos muros, aquellos cerrojos, aquellas celdas figuraban una verdadera empresa de ortopedia social. ¿De dónde viene esta extraña práctica de encerrar para corregir incluida en los Códigos penales de la época moderna? ¿Se trata de una vieja herencia de las mazmorras de la Edad Media? Más bien se trata de una nueva tecnología: entre los siglos XVI y XIX se desarrolló un conjunto de procedimientos ideados para dividir, controlar, medir, encauzar a los individuos y hacerlos a la vez “dóciles y útiles”. Vigilancia, ejercicios, maniobras, rangos, exámenes se implantan para someter los cuerpos, dominar la diversidad humana y manipular su potencial en los hospitales, el ejército y las escuelas. El siglo XIX inventó, sin duda, las libertades pero éstas se edificaron sobre un subsuelo profundo y sólido: la sociedad disciplinaria de la que seguimos dependiendo. Hay que volver a situar la prisión en la formación de esta sociedad vigilante. El sistema carcelario moderno no se atreve ya a decir que castiga crímenes: pretende reinsertar a los delincuentes, y hace dos siglos que pretende emparentarse con las “ciencias humanas”, para no avergonzarse de sí mismo: “No soy quizá todavía del todo justo; hay que tener un poco de paciencia conmigo y ver cómo me estoy volviendo sabio.” (M. Foucault)

Titulo original : Surveiller et punir

CONTÁCTANOS:
bibliotecaservicios@ugc.edu.co
bibliougc@ugca.edu.co

Con tecnología Koha