Vigilar y castigar nacimiento de la prisión Michel Foucault ; traducción de Aurelio Garzón del Camino

Por: Foucault, Michel, 1926-1984Colaborador(es): Garzón del Camino, Aurelio [tr.]Tipo de material: TextoTextoIdioma: Español Lenguaje original: Francés Series Biblioteca Clásica de Siglo VeintiunoDetalles de publicación: Madrid Biblioteca Nueva 2012Edición: 1a ed edición revisada y corregidaDescripción: 359 p., [24] p. il. 23 cmISBN: 9788415555018Tema(s): Establecimientos penitenciarios -- Historia | Penas -- HistoriaClasificación CDD: 365.7
Contenidos:
I. Suplicio ; II. Castigo ; III. Disciplina ; IV. Prisión
Revisión: Quizás hoy provoquen vergüenza nuestras prisiones. El siglo XIX se sentía orgulloso de las fortalezas que construía en los límites de las ciudades y, a veces, en el corazón de éstas. Se complacía en esa nueva benignidad que reemplazaba los patíbulos. Se maravillaba de no castigar ya los cuerpos y de saber corregir en adelante las almas. Aquellos muros, aquellos cerrojos, aquellas celdas fi gurabanuna verdadera empresa de ortopedia social. Quienes robaban eran encarcelados, también aquellos que violaban o mataban. ¿De dónde proviene el curioso proyecto de encerrar para corregir, disciplinar, controlar, que traen consigo los códigos penales de la época moderna? ¿Es una herencia de las mazmorras medievales? Más bien, una tecnología novedosa: el desarrollo de un conjunto de procedimientos de coerción colectiva para dividir en zonas, medir, encauzar a los individuos y hacerlos a la vez “dóciles y útiles”. Vigilancia, ejercicios, maniobras,puntajes, rangos y lugares, clasifi caciones, exámenes, registros: una manera de someter los cuerpos, de dominar las multiplicidades humanas y de manipular sus fuerzas, que fue desplegándose en los hospitales, en el ejército, las escuelas y los talleres: la disciplina. El siglo XIX inventó, sin duda, las libertades, pero les dio un subsuelo profundo y sólido: la sociedad disciplinaria, de la que aún dependemos
Lista(s) en las que aparece este ítem: Bibliografía del Género
    Valoración media: 0.0 (0 votos)

I. Suplicio ; II. Castigo ; III. Disciplina ; IV. Prisión

Quizás hoy provoquen vergüenza nuestras prisiones. El siglo XIX se sentía orgulloso de las fortalezas que construía en los límites de las ciudades y, a veces, en el corazón de éstas. Se complacía en esa nueva benignidad que reemplazaba los patíbulos. Se maravillaba de no castigar ya los cuerpos y de saber corregir en adelante las almas. Aquellos muros, aquellos cerrojos, aquellas celdas fi gurabanuna verdadera empresa de ortopedia social. Quienes robaban eran encarcelados, también aquellos que violaban o mataban. ¿De dónde proviene el curioso proyecto de encerrar para corregir, disciplinar, controlar, que traen consigo los códigos penales de la época moderna? ¿Es una herencia de las mazmorras medievales? Más bien, una tecnología novedosa: el desarrollo de un conjunto de procedimientos de coerción colectiva para dividir en zonas, medir, encauzar a los individuos y hacerlos a la vez “dóciles y útiles”. Vigilancia, ejercicios, maniobras,puntajes, rangos y lugares, clasifi caciones, exámenes, registros: una manera de someter los cuerpos, de dominar las multiplicidades humanas y de manipular sus fuerzas, que fue desplegándose en los hospitales, en el ejército, las escuelas y los talleres: la disciplina. El siglo XIX inventó, sin duda, las libertades, pero les dio un subsuelo profundo y sólido: la sociedad disciplinaria, de la que aún dependemos

Título original : Surveiller et punir

CONTÁCTANOS:
bibliotecaservicios@ugc.edu.co
bibliougc@ugca.edu.co

Con tecnología Koha