Como la mayoría de revistas de su tipo en el mundo, El Malpensante nació del ego de sus fundadores. Esta estirpe, la del editor heterodoxo, usualmente no se identifica con las publicaciones existentes porque no suele encontrar en ellas lo que le gustaría leer, ni puede publicar lo que le gustaría publicar.
Fue así como el último día de octubre de 1996, después de largas charlas en muchos cafés de Bogotá e incontables diagramas en servilletas, Andrés Hoyos y Mario Jursich echaron a andar El Malpensante, nombre tomado de un libro de aforismos de Gesualdo Bufalino que hacía poco había traducido Mario para la editorial Norma