La sombra y otros cuentos Hans Christian Andersen ; prólogo de Ana María Matute ; selección, traducción y notas de Alberto Adell
Tipo de material: TextoIdioma: Español Lenguaje original: Danés Series El libro de bolsillo Literatura ; 482Detalles de publicación: Madrid (España) Alianza 1973Edición: 1a edDescripción: 280 p. 19 cmISBN:- 8420614823
- 839.813 A533s 22
Tipo de ítem | Biblioteca actual | Colección | Signatura topográfica | Copia número | Estado | Notas | Fecha de vencimiento | Código de barras | |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Literatura | Central Bogotá Sala General | Colección General | 839.813 A533s (Navegar estantería(Abre debajo)) | 1 | Disponible | 0000000096998 |
Prólogo por Ana María Matute ; Notas sobre la traducción ; La sombra ; El encendedor de yesca ; La princesa y el guisante ; El jardín del paraíso ; Las flores de la pequeña Ida ; el ángel ; El traje nuevo del emperador ; Madre Saúco ; El firme soldado de plomo ; La campana , Los cisnes salvajes ; La abuela ; El baúl volador ; Ole cierraojos ; La colina de los elfos ; El porquerizo ; Los zapatos rojos ; El ruiseñor ; La casa vieja ; El patito feo ; La historia de una madre ; El abeto ; La pastora y el deshollinador ; Enamorados ; La niña de los fósforos ; Una historia de las dunas
Hans Christian Andersen (Odense, Dinamarca, 2 de abril de 1805 – Copenhague, Dinamarca, 4 de agosto de 1875) fue un escritor y poeta danés, famoso por sus cuentos para niños, entre ellos "El patito feo" o "La sirenita". Su familia era tan pobre que en ocasiones tuvo que dormir bajo un puente y mendigar. Era hijo de un zapatero de 22 años, instruido pero enfermizo, y de una lavandera de confesión protestante. Andersen dedicó a su madre el cuento “La pequeña cerillera”, por su extrema pobreza, así como “No sirve para nada”, en razón de su alcoholismo. Desde muy temprana edad mostró una gran imaginación que fue alentada por la indulgencia de ambos padres y por la superstición de la madre. En 1816 murió su padre y Andersen dejó de asistir a la escuela; se dedicó a leer todas las obras que podían conseguir, entre ellas las de Ludwig Holberg y William Shakespeare