La arquitectura. aunque considera las estrictas exigencias que impone la realidad, es una actividad especulativa y abstracta. Aunque el medio de su expresión sea la materia, aunque sea realice para mantenerse entre la embestida de los elementos, aunque se construya para resistir el uso, su desgaste y el implacable paso del tiempo, que todo lo confunde.

Aunque la arquitectura no puede dejar de considerar ninguna de las contingencias a las que se verá sometida y que, necesariamente, imponen sus ineludibles exigencias; a pesar de que debe cumplir los requisitos necesarios que permiten su habitabilidad, su uso y su conservación, la disciplina arquitectónica es una dedicación abstracta y reflexiva.

Y lo es, porque, sin dejar de considerar todas las posibles coacciones y determinaciones, la arquitectura es una propuesta vital; es una sutil sugerencia para un modo de vida más racional, más cómodo y más alto, más adecuado a las perentoriedades que impone la existencia. la arquitectura es una dedicación abstracta y una especulación ideal, puesto que no sólo consideran la naturaleza humana, con sus limitaciones y sus posibilidades, sino que no puede dejar de imaginarla cómo podría ser si el medio que la envuelve fuera más propicio al devenir de sus posibilidades, y cómo podría llegar a ser si se cumplieran esas posibilidades.