El pabellón español en la Expo de Milán son dos naves siamesas que asumen papeles opuestos: mientras que la primera evoca la tradición con la madera de sus pórticos, la segunda se viste de innovación con sus destellos metálico. Las cajas de madera contralaminada que se cuelgan de los pórticos, además de arriostrarlos, sirven para albergar el espacio expositivo en su interior y para sostener los huertos situados en el tercer nivel del pabellón.