Con el establecimiento de la República se materializa el símbolo máximo del estado independiente, a través del Capitolio Nacional, edificación con la que se da inicio a una nueva imagen de la ciudad ; en adelante se orienta desde el Estado la creación de nuevas instituciones destinadas a la prestación de servicios a la ciudadanía, el carácter de los servicios institucionales están relacionados con la salud, la educación, la cultura, la administración, la seguridad, la recreación y el transporte entre otros. Entiendo la necesidad de proveer el espacio para la prestación de estos servicios, el Nuevo Estado apeló a la adopción de edificaciones preexistentes que pudieran adaptarse a las condiciones y a las demandas de los servicios de la comunidad. De esta manera se puede observar que, hasta entrados los 90, parecería que el estado perdiera el interés por la generación de sus dotacionales, regresando a la práctica de la adaptación de estructuras entradas en desuso que puedan adaptarse a nuevos requerimientos funcionales, aportados por la conveniencia del mercado inmobiliario, sin observar con claridad el carácter que los dotacionales que confieren al ordenamiento de la estructura de la ciudad y al significado que estos generan en la ciudadanía, sin contar una serie de impactos negativos que los uso no previstos generan en áreas urbanas ya consolidadas por la localización esporádica e inconsulta de esta tipo de instituciones.