La medición del impacto energético y ambiental de la arquitectura depende de complejos análisis que tiene que ver con la termodinámica, pero también con la economía. La complejidad de los intercambios energéticos de un ecosistema arquitectónico resulta análoga a la de una natural; de ahí la pertinencia de contar con herramientas adecuadas, como el análisis del ciclo de vida. Los materiales elegidos, pero también el gasto de energía asociado a su fabricación y su eficacia en términos de vida útil, son factores fundamentales en la determinación del impacto energético y ambiental de un edificio.