Incluye bibliografía

1. ¿Qué entendemos por colaboración? ; 2. Colaboración entre las familias y la escuela ; 3. Hagamos empresa. Un proyecto educativo para adolescentes en el marco de la UAC (unidad de la adaptación curricular) ; 4. La educación compartida en la etapa 0-3. Colaboración familiar ; 5. Un clima de colaboración en el centro educativo. Trabajar por comisiones ; 6. Los conflictos de convivencia escolar abordados desde dentro: análisis de una experiencia de colaboración en un instinto de educación secundaria ; 7. Escolarización compartida: colaboración entre la escuela de educación especial y la escuela ordinaria ; 8. El equipo de coordinación: en el camino de la colaboración ; Consideraciones finales

Concebir la escuela como una “colmena”, compuesta por aulas separadas y coordinadas por un aparato administrativo ya no tiene sentido. No podemos seguir considerando a profesores y profesoras como meros transmisores del currículum, encerrados en sus aulas y sin ninguna relación ni implicación en la vida del centro. Resulta fundamental, pues, desarrollar una cultura colaborativa que permita avanzar en la consideración del centro educativo como una organización de profesionales, donde su tarea no esté limitada a impartir la docencia de forma aislada sino también incluya la máxima implicación en tareas colectivas y en el funcionamiento institucional. La primera parte de esta obra expone el sentido y alcance del término de colaboración y las implicaciones para los profesores y los centros, El análisis permite descubrir las ventajas que reporta a unos y otros. La participación en las decisiones, la satisfacción personal, el compromiso con la institución, el incremento de informaciones y puntos de vista respecto de las situaciones de los alumnos y del centro, la necesidad del trabajo en equipo, la mejora de la calidad educativa, la cohesión de la institución, la coherencia den la formación de los niños y jóvenes, el incremento de la eficacia de la acción educativa, son algunos de los señalados. Indica también las posibles resistencias ante la colaboración, resultado de formas habituales de actuar y concebir la educación. Se remarca, no obstante, la imprescindible existencia de una cultura de la colaboración si queremos avanzar en reestructurar los objetivos y las actividades del centro educativo, especialmente ante los cambios rápidos y profundos de nuestro entorno social