Víctima de la globalización la historia de cómo el narcotráfico destruyó la paz en Colombia James D. Henderson ; traducción Magdalena Holguín
Tipo de material: TextoIdioma: Español Series Biblioteca José Martí | Historia CríticaDetalles de publicación: Bogotá Siglo del Hombre Universidad Autónoma de Sinaloa 2012Edición: 1a edDescripción: 382 p. il., mapas 24 cmISBN:- 9789586652032
- 303.6 H353v 21
Tipo de ítem | Biblioteca actual | Colección | Signatura topográfica | Copia número | Estado | Notas | Fecha de vencimiento | Código de barras | |
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Libro Colección General | Central Bogotá Sala General | Colección General | 303.6 H353v (Navegar estantería(Abre debajo)) | 1 | Disponible | 0000000111845 |
Incluye referencias bibliográficas
1. La década de paz en Colombia, 1965-1975 ; 2. La hidra de las drogas ilícitas, 1970-1983 ; 3. La guerra de los carteles contra el Estado, 1984-1994 ; 4. La guerra de la guerrilla contra el Estado ; 5. La ofensiva paramilitar ; 6. Colombia se endurece
El académico norteamericano James D. Henderson analiza las implicaciones económicas del narcotráfico para Colombia y las ambigüedades en la política antidrogas de Colombia y Estados Unidos. Así, el libro se proyecta como un abrebocas al debate actual que busca un cambio en la política prohibicionista impuesta por Estados Unidos. El estudio también aporta una mirada fundamental a la responsabilidad compartida que tienen los países consumidores y productores con las miles de víctimas de la violencia del narcotráfico. Un compromiso que va más allá de la cooperación militar y que se enfoca en el apoyo internacional a la reducción de la desigualdad social y la promoción de la modernización de la Colombia rural por medio del desarrollo del campo y la restitución de tierras. Es un estudio valioso pues recopila cincuenta años de la historia del narcotráfico, con cifras actualizadas y referencias a otros estudios serios. Con simplicidad y sensibilidad, Henderson da sentido a historias que vivieron los colombianos en los años en que el terror se apoderó de campos y ciudades. Y si bien los años más duros pasaron, el negocio se mantiene. “Es posible que Colombia nunca ponga fin a su industria ilegal de droga, al menos mientras los consumidores estén dispuestos a pagar grandes sumas de dinero por la cocaína”, dice Henderson