Comisariada por Grafton Architects, la 16ª edición de la Bienal de Venecia ha tenido como protagonistas a las mujeres. Barclay & Crousse trabajaron con fragmentos, Heringer acotó el espacio con paños bangladesíes y Souto de Moura contrapuso dos fotos del cortijo de São Lourenço do Barrocal, que le valieron el Léon de Oro. La participación española estuvo formada, entre otros, por la expresiva instalación tejida de Benedetta Tagliabue y por la rigurosa aproximación disciplinar hecha por Rafael Moneo al alimón con Paredes Pedrosa. El pabellón de Australia acoge un ecosistema; el de Holanda semeja un vestuario; el de Suiza trabaja con la escala; el nórdico juega con burbujas; y el de España toma la forma de un gran fanzine construido. La mayor sorpresa de esta edición fue el Pabellón del Vaticano que nos muestra una capillas vaticanas instaladas en la Isla de San Giorgio, destaca la de Eduardo Souto de Moura: una especie de homenaje al monolito hecho con la combinación de grandes sillares de roca calcárea.