Enclavadas en la densa trama de rascacielos de Hong Kong, la antigua comisaría y la prisión coloniales se restauran y transforman en un centro de patrimonio y arte, los volúmenes añadidos establecen una nueva relación con el contexto al volar por encima de muro perimetral. Bajo ellos, se crean circulaciones y espacios públicos que funcionan como zonas de reunión y actividades, los nuevos edificios se revisten con una piel de aluminio 100% reciclado que presenta diferentes densidades de perforación y patrones en función de los usos, en contraste con el conjunto de bloques históricos de mampostería.