Las casas del Quindio, testigos centenario de las lides colonizadoras de Antioquia Grande, no ha sido solamente refugios de nacimiento y muertes de personas y esperanzas, sino que reflejan en sus construcciones y diseños criollos lo hábitos de un modo de ser auténtico de esta tierra, que bien vale la pena vivirlo para adentrarnos en la conceptualización sobre la Quindianidad.
Salento y Filandia, nuestros primeros reservorios de personajes, de anhelos y de historia conservan aun en sus grandes caserones la remembranza de un paso del Quindio, de la convulsionada gesta de una Guerra de Mil Idas que dejo veteranos ruminantes de hazañas, o del viaje del progreso que vendría luego, en el transcurso de este siglo XX que se mure.
Granada, la casa filandeña que nos recrea una historia familiar de Filandia en esa época, es amenamente reseñada por el escritor Luis Carlos Restrepo en este libro de tres relatos que la gobernación del Quindio, la gerencia de cultura y el fondo mixto de cultura publican, porque el tema de la casa, con sus códigos, valores y mensajes simbólicos, también pertenece a la esencia misma de la afirmación de nuestro patrimonio cultural.
Las ilustraciones de esta publicación son realizadas por el artista roldanillense Henry Villada, y quien posee en gran efecto al Quindio, toda vez que en su obras acuareladas se dibujan desde el prodigo verde de este departamentos hasta los detalles de la casa en lo más íntimo de sus historias.