Este año se cumple el centenario de Francisco J. Sáenz de Oíza, adalid de la modernidad española y maestro de generaciones de arquitectos. La Basílica de Aránzazu definida por su plástico almohadillado, y el proyecto para la Capìlla en el Camino de Santiago, inspirada en las torres eléctricas que jalonaron Castilla, consagraron a Oíza como joven maestro. El organisismo optimista de la la arquitectura de la década de 1960 se expresa en obras de Oíza tan señaladas como la Ciudad Blanca de Alcudia o Torres Blancas, verdadero icono de la arquitectura moderna madrileña. Tras el poderoso retorno al racionalismo que supuso la Torre BBVA, la última etapa de Oíza se definió por una monumentalidad de la que dan fe obras tan polémicas como el Ruedo en la M-30 de Madrid.