La franja de gaza es uno de los lugares más pobres y densamente pobladas del planeta, y estas condiciones de por sí penosas se agravan con la ausencia de planteamiento urbanístico y de recursos asistenciales siempre latente, de un nuevo conflicto armado. La escuela se protege del exterior con un muro sin hueco construido con bloques de tierra, y se abre a un patio interior sombreado donde se despliega la actividad y que cumple además funciones bioclimáticas. Construidos con materiales sostenibles y estrategias bioclimáticas por artesanos locales, los pabellones se organizan como si fueran tiendas beduinas en torno a un oasis.