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Desde que a bordo de un viejo barco se aleja de España, en la primavera de 1939, hasta que en la de 1977 un moderno reactor soviético la devuelve a Madrid transcurre el largo, el larguísimo viaje que Pasionaria revive en estas páginas. Un andar por la diversa geografía de un accidentado exilio que la llevará a El Cairo, París, Moscú, Varsovia, Bucarest, Belgrado, Roma, Ginebra, Pekín y Cuba... unas veces burlando las aduanas de la clandestinidad con papeles falsos, con disfraces y hasta con un "marido" postizo de ocasión; otras, con la identidad histórica de su nombre, acogida con honores de jefe de Estado. Y siempre en olor y clamor de multitudes. Dolores Ibárruri nos habla en este libro de su trabajo, de sus contactos con los grandes de la historia política mundial y nos da una imagen vivaz de Dimítrov, de Stalin, de Togliatti, de Tito, de Mao y de Fidel Castro. Tampoco faltan a la cita de su memoria relevantes figuras de la política española como Largo Caballero o Indalecio Prieto, Azaña o Dolores Ibárruri con José Diaz (1936). Negrin. Cantada por poetas y artistas nos habla de Federico García Lorca, de Pablo Picasso, de Rafael Alberti, de Pablo Neruda y de tantas otras personalidades de la cultura a las que conoció y trató. Como estas páginas revelan, el exilio de Pasionaria no es el pasivo y resignado de la espera, sino el afanado y difícil de quien ha sido dirigente de su partido, propagandista de su fe revolucionaria y embajadora de esperanza y aliento para su pueblo. Porque estas páginas son, además, un documento imprescindible, revelador para conocer de primera mano la política del PCE, como fuerza viva de la resistencia a la dictadura, en cuarenta años de actividad clandestina o en el exilio. Todo ello nos lo relata asionaria con el vigor y el color que hicieron temibles y fascinantes su palabra y su pluma, las únicas armas del prolongado, del incansable batallar por sus ideales. Victor Hugo decía en uno de sus poemas: "Ceux qui vivent, ce sont ceux qui lutten..." Quizá también por eso Pasionaria ha vivido ya casi noventa años