En ninguna región del planeta los embrujamientos se cumplen implacables como en las desconocidas extensiones araucanas. en una de sus devoradoras llanuras donde los esteros, los caseríos y matas de monte siempre tienen por horizonte el cielo, el hijo menor de la rezandera Basan descubre a orillas de un caño cristalino la apabullante hermosura de Cenobia Cabanillas. Rechazado por está, el muchacho, luz de los ojos de la rezandera, se deja morir de amor. Herida, la Basán persigue a las hermosas hermanas: ninguna podrá asistir a fiestas y menos, conseguir marido. Todas sucumben en medio del ajetreo de los intrépidos y alegres hatos o en el perdido refugio donde quisieron librarse del poder maléfico. El protervo seguimiento lo continúa la perversa nieta de la Basán, quien descubre que la nueva patrona es la última de las Cabanillas. Esta, más culta que sus antepasadas, desoye las advertencias de la vieja fiel criada y asiste al Festival Folclórico del Llano en San Martín. En plenas fiestas entran arrolladores en la trama poderosos narcotraficantes, ganados por la portentosa hermosura de la última de las Cabanillas, quien se ha enamorado del joven buscado por los peligrosos traficantes para darle muerte