Cita con los vinos generosos y dulces textos Emoke Ijjasz Stift ; fotografía Germán Montes
Tipo de material: TextoIdioma: Español Detalles de publicación: Bogotá Gamma 2010Edición: 1a edDescripción: 103 p. il., fotos y mapas 26 cmISBN:- 9789587420180
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Libro Colección General | Central Bogotá Sala General | Colección General | 641.22 S743c (Navegar estantería(Abre debajo)) | 1 | Disponible | 0000000106625 |
Incluye referencias bibliográficas
El prestigio de un nombre nos habla, sólo con pronunciarlo, de su historia y de los grandes acontecimientos que cubrieron de gloria su destino. La historia de los países vitinícolas es la de sus personajes ilustres, sus nombres prestigiosos, sus ricas tradiciones y su brillante pasado, a los que se une la de sus grandes vinos. Los nombres de sus caldos evocan, al mismo tiempo, su noble ascendencia y los aspectos ilustres de una carga carrera: sauternes, tokaj, champagne, jerez, oporto, madeira, entre otros, que forman el selecto grupo de vinos clásicos que comparten la misma cultura e historia, verdaderas joyas del patrimonio de la humanidad.
La uva o cepa escogida es la bases, el secreto de estos grandes vinos, porque en ella están los cimientos de su calidad y distinción unipersonal que encierra cada variedad, enmarcada dentro de un espacio secreto: el terruño. Sólo la viña puede imprimir un toque sensual a una colina, un valle, una comarca, y regalar su aroma y su sabor a la propia geografía.
Resultaría imposible entender la cultura occidental desconociendo las viñas y todo el entorno que nos maravilla: variedades viníferas, métodos de cultivo, arte de la elaboración, técnicas de cata...
El vino es una bebida placentera que también tiene mucho que contar sobre sus raíces, sus orígenes, sobre las personas que lo elaboraron...
Cuando un consumidor lo escoge sólo por el renombre de una marca, no siempre podrá estar seguro de su calidad. Si no lle detenidamente su etiqueta, tal vez estará privando de conocer su historia, escondida dentro de la botella, que lo ayudaría a disfrutar más de la experiencia de degustarlo.
Personalmente he catado y disfrutado de excelentes cosechas. Mejor aún, he podido proponerlas como ejercicio de felicidad a amigos que comparten conmigo el gusto por la convivencia pacífica, el placer de nombrar las cosas bellas, la fortuna de compartir momentos felices, y esa promesa de poesía e inteligencia que despiertan los buenos vinos. Es mi deseo que los lectores de este libro también lo sientan así y puedan disfrutar de todos estos regalos de la naturaleza