I. El desarrollo de la economía política como ciencia ; II. El descubrimiento del circuito económico ; III. El sistema clásico y sus ramificaciones ; IV. La escuela histórica y la teoría de la utilidad marginal.

La historia del pensamiento económico ha sufrido, con frecuencia, los perjuicios ocasionados por una subvaloración, explícita o implícita, de su significación y alcance. La juventud de la Ciencia Económica explica, por lo menos en parte, la propensión a descuidar el pasado e incluso a ignorarlo. El fenómeno no es nuevo: desde los primeros clásicos pueden advertirse manifestaciones ingenuas ante la aparición de doctrinas y teorías nuevas; no han faltado nunca actitudes simplistas que, en sustancia, consistían en afirmar la supremacía indiscutible e incomparable del conocimiento recientemente adquirido con respecto al acumulado, lenta y trabajosamente, por las escuelas y los autores anteriores. A partir de entonces en todos y cada uno de los numerosos advenimientos de «revoluciones científicas»>- la tarea se presentaba notable y ventajosamente simplificada: bastaría con explotar la verdad o verdades recién reveladas; no sería preciso ya continuar mirando hacia atrás, en busca de experiencia o de inspiración. La consigna, escueta y tajante, ordenaba ¡vista al frente! La situación que trato de describir se ha repetido un buen número ro de veces; un número tal vez excesivo para poder confiar en el grado de madurez alcanzado por la Ciencia Económica.