Nada es lo que parece y mucho menos lo que es, asegura Teo, que, en plena sintonía con esa frase, prefiere ocultar su verdadero nombre. Lo cierto es que tiene veintisiete años, vive aún con su madre, sufre de un ligero tipo de lupus e idolatra a Lenny Bruce. Encerrado en su minúscula habitación ejercita, entre otras cosas, la extraña habilidad de escapar de la realidad hasta que un buen día la lluvia lo obliga a entrar en un bar donde conocerá a Lena. Ella, una abogada prestigiosa, rica y sagaz, representa la punta de una embrollada madeja. Su presencia le dará a la monótona realidad de Teo una contundencia casi insoportable. Lo que todavía no sabes del pez hielo es un milimétrico laberinto, cuyas raíces evocan la obra de
Kafka, Beckett y otros maestros del absurdo. Con una prosa elegante y expresiva, Efraim Medina nos conduce a los parajes más íntimos del amor filial, la obsesión creativa y el erotismo. Pero esto es sólo la parte visible de un iceberg bajo el cual se delinea un crudo retrato de la condición humana